El Pozo do Ollo se originó como una gran sima que al aumentar de tamaño fue erosionando los materiales sedimentarios existentes en las capas superficiales. De la compleja evolución geológica y geomorfológica resultó finalmente una laguna de 45 m de diámetro y con una profundidad máxima de 38 m. El lago permaneció rodeado completamente por bosques climáticos. Alberga una heterogénea flora y fauna acuática.
La importancia de la laguna del Pozo do Ollo desde el punto de vista de la biodiversidad es complementaria de su importancia paleoecológica, al constituir un sitio de referencia para el estudio del cambio climático a gran escala y de las modificaciones paisajísticas del territorio. En este sentido los sedimentos del Pozo do Ollo pueden albergar períodos antiguos que hasta el momento no pudieron ser estudiados en otros registros existentes en los territorios Atlánticos de la Península Ibérica.
En los años cuarenta, una porción importante del complejo hídrico fue alterado por la actividad de una explotación minera que provocó la destrucción de un gran número de hábitats de excepcional valor, así como el aislamiento de las Lagunas de Riocaldo del resto del complejo hídrico. Este aislamiento provocado por la alteración de la superficie del terreno y por la supresión o modificación de pequeños cauces, se vio incrementado por la existencia de dos vías de comunicación.
Mitos y Leyendas
Del Pozo do Ollo se dice que sirvió de hoyo de los soldados franceses derrotados, que para buscarle el fondo usaron siete adibales y un pote de hierro lleno de piedras y no se lo encontraron, que el agua sube y baja con las mareas, que cayeron animales dentro y nunca más se supo, que hay conchas de pescados y que allí viven sumergidas tres hermanas encantadas.
Una vez pasó por el Pozo do Ollo un hombre muy pobre y vio en la superficie del agua una joven montada en un caballo blanco. -“Se haces lo que yo te diga” -por lo visto le dijo la joven- “serás rico”. Y le dio tres bollos de pan con la advertencia de que no se los viese nadie y de que volviera por allí con los bollos un tiempo después.
El hombre llegó a su casa y guardó los bollos en la artesa; pero la mujer, que estaba al acecho, cogió uno y le cortó un trozo; el bollo sangró por la herida y ella, asustada, devolvió el trozo de pan a su sitio. Cuando llegó el día de la cita con la joven del Pozo do Ollo, el hombre llevó los bollos y los echó en el agua. A continuación vio como emergieron tres caballos con su respectivas jóvenes a caballo; dos de las caballerías enteras, sanas y briosas, pero a la tercera, al caballo blanco le faltaba una pierna.
- “Ahora te daría mucho oro, pero como el bollo viene empezado y así nosotros no nos podemos desencantar, toma esta cinta para tu mujer”.
Y mientras que las tres jóvenes con sus monturas se sumergían de nuevo en el agua, el hombre quiso ver el regalo y lo envolvió en un roble. Y al instante, cual bomba, la cinta explotó, prendió fuego y arrancó el árbol del suelo.